El pasado 15 de octubre se conmemoró el Día Internacional de la Salud Mental. Se trata de una fecha dispuesta por la Organización Mundial de la Salud para promover la atención de las personas con enfermedades psiquiátricas y para combatir la discriminación que sufren. Esto es de gran importancia dado que los trastornos psiquiátricos son de los padecimientos que más disfunción provocan entre las personas en edad productiva alrededor de todo el mundo. Por ejemplo, en cualquier empresa es más fácil encontrar ausentismo debido a problemas de ansiedad y depresión que a hipertensión o a enfermedades cardiovasculares en general.
No quiero decir que otras alteraciones médicas sean menos importantes que los padecimientos psiquiátricos, pero uno se pregunta: ¿por qué no hay una sola campaña publicitaria en la que las enfermedades mentales sean el objeto de atención? Existen leyes que en teoría promueven la prevención y tratamiento de enfermedades psiquiátricas, pero la distancia con la práctica es enorme.
Es como si a las autoridades no les interesara gran cosa el cuidado de los pacientes psiquiátricos: Mal cálculo. Si hicieran números, los encargados de las políticas de salud encontrarían que la productividad y el estado de bienestar general de una población dependen en gran medida de una adecuada salud mental (individual y comunitaria). Sin embargo, la realidad es que parece que a nadie en las altas esferas del poder quiere verse relacionado con palabras como "locura", "ansiedad" o "depresión." Les da miedo o les resulta de mal gusto.
Lo que queda es promover la divulgación de información de calidad acerca de la salud mental. Nuevamente, es el público general el que debe hacerse cargo de este gran pendiente de las sociedades modernas. Como especialistas del área, nuestro deber es contribuir a este cambio y generar contenidos que ayuden a combatir el estigma que muchas personas sufren día a día en nuestro país.
Cuento con ustedes.