La neurología y la psiquiatría son ramas de la medicina que se enfocan en buena medida en el funcionamiento del cerebro. La neurología, en particular, se ocupa de enfermedades como:
- Dolores de cabeza (Ej.: migraña)
- Problemas de circulación cerebral (Ej.: accidentes cerebrovasculares isquémicos o hemorrágicos)
- Alteraciones del cerebelo (Ej.: ataxia cerebelosa)
- Enfermedades desmielinizantes (Ej.: esclerosis múltiple)
- Epilepsias
- Traumatismos de cráneo
- Demencias
- Trastornos en el movimiento (Ej.: enfermedad de Parkinson, enfermedad de Huntington)
- Afecciones de las raíces nerviosas y padecimientos dolorosos (Ej., neuralgias)
- Afecciones de los nervios periféricos (Ej., neuropatías)
- Tumores cerebrales
- Infecciones del sistema nervioso central (Ej., meningitis, encefalitis)
Un neurólogo ayuda a identificar el origen de los problemas en el sistema nervioso de un paciente. Por ejemplo, la incapacidad para realizar las funciones motoras normales es una alerta de que hay problemas en el sistema nervioso. En estos casos los neurólogos examinan la coordinación, los reflejos y la fuerza muscular.
A diferencia
de la psiquiatría, la neurología no se especializa en los trastornos de
las emociones, los pensamientos o la conducta. Estas alteraciones
conforman una lista muy grande de padecimientos típicamente atendidos
por los psiquiatras. Por ejemplo:
- Depresión
- Esquizofrenia y otros trastornos psicóticos
- Trastorno bipolar
- Trastornos de ansiedad
- Trastornos de la conducta alimentaria
- Trastornos de la personalidad
- Trastornos de la conducta
- Demencias
- Dependencia y abuso de sustancias (drogas, alcohol)
- Trastornos del sueño
- Disfunciones sexuales y parafilias
La
atención de estos padecimientos requiere un entrenamiento específico y
una disposición muy especial dirigida a poder escuchar, observar y ser
empático con las personas que los sufren, además de ser capaz de manejar
adecuadamente los medicamentos que existen para su tratamiento.