miércoles, 23 de diciembre de 2009

¿Navidad y depresión?

Hace unos días me pidieron una entrevista para una revista local acerca del supuesto aumento en el número de pacientes “deprimidos” durante las celebraciones de Navidad y Año Nuevo. Tratando de aclarar a qué se referían los entrevistadores, éstos me informaron que específicamente hacían alusión a las fiestas del mes de diciembre y no al periodo estacional propiamente dicho. Esto es importante porque dentro de la clasificación que usamos los psiquiatras (el DSM-IV-TR o Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) se identifica la existencia de un patrón estacional para el trastorno depresivo mayor (“depresión”). Se trata de pacientes que de manera recurrente presentan síntomas depresivos en determinadas épocas del año, principalmente durante el otoño y el invierno. Estos pacientes suelen quejarse de falta de energía, mucho sueño durante el día y aumento del apetito con preferencia por la ingesta de alimentos ricos en carbohidratos. Esta forma de presentarse de la depresión es más común en lugares donde los cambios estacionales son notorios: es decir, más hacia el norte del planeta. Las mujeres son quienes más presentan este patrón de síntomas depresivos.


Antes de reunirme con los interesados en la entrevista eché un vistazo a las notas periodísticas sobre el tema y, efectivamente, encontré múltiples encabezados que rezaban en tono doctoral más o menos lo mismo: la “depresión” (lo pongo entre comillas porque habría que preguntarle a los autores qué entienden con ese término) aumenta durante la Navidad (ojo: Navidad, no meses de invierno). Para muestra un botón: el diario El Universal publica el 22 de diciembre una nota donde un “experto” afirma que:


“[…] la Navidad y el Año Nuevo son momentos donde hay más probabilidades de estados depresivos, por lo que hay que prevenirlos." "[La depresión] es parte de la vida, lo importante es saber afrontarlo, para que un estado leve de depresión no llegue a mayores, la gente debe preocuparse por comer bien, una dieta rica en frutas, legumbres, vitamina D y B para que el organismo se estabilice.”


Algunos puntos para aclarar. Primero, es cierto que todos tenemos el riesgo de presentar un episodio depresivo en algún momento, pero la depresión NO es parte de la vida: es un estado absolutamente anómalo que requiere tratamiento. Segundo, en ningún libro o publicación seria está escrito que “una dieta rica en frutas, legumbres, vitamina D y B” tengan algo que ver con el tratamiento de la depresión. Tercero, ¡que alguien me muestre una estadística en donde aparezca que la depresión aumenta durante la Navidad ! Si alguien la localiza (yo no pude) compártala para que la conozcamos.


Lo que sí existe son datos que pueden hacernos pensar que, contrariamente a lo que algunas personas creen, los episodios depresivos disminuyen durante las fechas del año correspondientes a la celebración de la Navidad y Año Nuevo. Por ejemplo, de acuerdo a los Centers for Disease Control en E.U., durante el periodo comprendido entre 1994 y 2004 el mayor número de suicidios se presentó en los meses de julio y agosto. ¡Diciembre fue el mes con el menor número de suicidios a lo largo de 10 años!


Ahora bien, tratando de entender la creencia popular, es entendible que un porcentaje de la población experimente cierto malestar durante estas fechas: cuando se acerca el fin de un ciclo es natural que realicemos un balance general de nuestra situación familiar, laboral, económica, sentimental o de salud. Siendo así, estas fechas pueden no ser los mejores momentos para quienes el año se ha visto acompañado de pérdidas (empleo, ruptura de relaciones de pareja, muerte de familiares o amigos, etc.) o de la percepción real o distorsionada de haber fallado en cuanto a la obtención de objetivos personales. Eso, hay que subrayarlo, es muy diferente a presentar un episodio depresivo. En todo caso, creo que la mayor parte de las personas disfrutan estas fechas... ¿Ustedes qué piensan?